Resultado del huracán, su padre Ingles llega por primera vez a Honduras como voluntario después del huracán Fifi y su madre Olanchana, trabaja como enfermera. De esta unión nace en Tegucigalpa, Paul Robert Douglas Hughes- Hallett Ramos mejor conocido como Polache quien lleva en su sangre una mezcla de rasgos, ritmos y tradiciones hondureñas y Europeas. Estudio sus primeros años en el Instituto Salesiano San Miguel y se gradúa como Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto San Francisco en Tegucigalpa. Fue miembro Scout hasta los 19 años. Estudio Lic. En publicidad y comunicación en la Univerdsidad Tecnológica (UNITEC).
Su pasión fue siempre el Futbol, cuando era niño integro las filas de las ligas menores del Club Deportivo Motagua, donde fue avanzando en distintas etapas como la Liga Juvenil, La Liga Mayor y la Segunda División.
Polache es publicista de profesión pero músico de corazón. Su primera guitarra a los nueve años “La Polacha” lo ha acompañado en cada viaje mucho antes de ser reconocido y ha sido siempre su medio más autentico de expresar sus experiencias y sentimientos.
Actualmente casado con Carla Silva “Carlita” y es padre de Pablo Carlos “Polachito”.
La canción con la que debuta como músico es “Mira a Honduras” escrita y compuesta por el mismo, surge a raíz de la exitosa campaña “Honduras Merecetelá” esto gracias a que previamente varias de sus canciones habían tenido éxito como jingles comerciales. Desde ahí Polache emprende el proyecto de grabar su primer material discográfico y junto a Mario Palma, su productor, lanzan en Octubre del 2008 “Hablo Español”
Un sonido apalabrado y de melódicas visiones contestatarias se funden en la propuesta musical “Hablo español” de Polache, un joven trovador que reivindica de forma sonora la irreverencia, la esperanza y la reclamación de la juventud hondureña.
En un ritmo plagado a propósito de falsetes falseados y de burla sinfónica, Polache incursiona en la búsqueda imperiosa de su sonido musical, de su personalidad melódica.
La sonoridad genuina
En ese trajinar por su identidad sinfónica pasa por los ritmos baládicos y roncarolescos, con las canciones “Cortala”, “Me haces falta”, “Juliana”, “Tarántula”, “El príncipe soñado”, “La bala perdida”, “La señal”, “No le pare bola” y “Las cosas sencillas”.
Pero se encuentra poderoso, auténtico e innovador en los sonidos tradicionales remozados con ritmos modernos, bajo la fuerza del desparpajo de la palabra jergática y la armonía atrevida y creativa, como en “El turuncazo”, “El caminito”, “Hablo español”, “Mirá a Honduras”, “Pedazo de mujer” y “La potra”.
Es este sonido urgente que lo ha catapultado. Es un grito furioso hecho canto con imágenes de frases sediciosas que se “despreocupan” de la sinfonía, intencionadamente o no, para brindar una armonía caótica de empuje y audacia melódica, un sentimiento de exigencia y de reivindicación musical juvenil.
Y es que la fuerza y la potencia de su propuesta no es la preocupación de la afinación del sonido y del ritmo, al contrario, es la subordinación a la sonoridad de la palabra dicha y desdicha con la razonada insolencia, descaro, atrevimiento, frescura e ilusión.
Su canto es un recorrido corporal del sentimiento juvenil expresado con imperiosa solvencia musical.
Cada canción es una muestra indiscutible en la búsqueda de su sonido, es una combinación de resonancias, pero también es la personificación del espíritu rebelde, imberbe, de orgullo y de desenfado.
Él no se adosa a sonidos adulterados o refritos – una voz genuina de la música hondureña, que muy bien protege su ritmo con la robustez verbal y la sencillez melódica, a veces despótica, a veces armónica.
El placer de la palabra
La música de Polache es algo más que la desmesura proverbial popular, con el uso también de las llamadas malas palabras, que, como han dicho algunos escritores y simples abuelos, son las más sonoras del idioma, y ahí está que es imposible obviarlas, porque “un hijo de la gran puta”, “pendejos” o “cabrones” en una canción es un ritmo y un reclamo individual, pero además es un movimiento colectivo recalado en la guitarra aparchada de viñetas de este hondureño con nombre de gringo -Paul Hughes- pero que recuperando el aroma del atol chuco y la baleada salteada sencillamente se hace llamar Polache.
Sus canciones están rubricadas con el mensaje de la palabra urgente: pedazo de mujer, enculado, jeta, encachimbado, con filo, cachuda, chamba, chabacán, la chepa, choteado, que U, que A, turuncazo, cheto, cabrones, pendejo, zampado, burrunches, pinceleada, marmaja, nos vidrios, desmangado, echar riata, pintoso, jodión, mauble, chuchos, pura lija o papo, y de frases hechas, dichos, proverbios, palabras simples y sencillas hilvanadas con el fervor de sus cuerdas y la rabia de su pecho.
Su pasión fue siempre el Futbol, cuando era niño integro las filas de las ligas menores del Club Deportivo Motagua, donde fue avanzando en distintas etapas como la Liga Juvenil, La Liga Mayor y la Segunda División.
Polache es publicista de profesión pero músico de corazón. Su primera guitarra a los nueve años “La Polacha” lo ha acompañado en cada viaje mucho antes de ser reconocido y ha sido siempre su medio más autentico de expresar sus experiencias y sentimientos.
Actualmente casado con Carla Silva “Carlita” y es padre de Pablo Carlos “Polachito”.
La canción con la que debuta como músico es “Mira a Honduras” escrita y compuesta por el mismo, surge a raíz de la exitosa campaña “Honduras Merecetelá” esto gracias a que previamente varias de sus canciones habían tenido éxito como jingles comerciales. Desde ahí Polache emprende el proyecto de grabar su primer material discográfico y junto a Mario Palma, su productor, lanzan en Octubre del 2008 “Hablo Español”
Un sonido apalabrado y de melódicas visiones contestatarias se funden en la propuesta musical “Hablo español” de Polache, un joven trovador que reivindica de forma sonora la irreverencia, la esperanza y la reclamación de la juventud hondureña.
En un ritmo plagado a propósito de falsetes falseados y de burla sinfónica, Polache incursiona en la búsqueda imperiosa de su sonido musical, de su personalidad melódica.
La sonoridad genuina
En ese trajinar por su identidad sinfónica pasa por los ritmos baládicos y roncarolescos, con las canciones “Cortala”, “Me haces falta”, “Juliana”, “Tarántula”, “El príncipe soñado”, “La bala perdida”, “La señal”, “No le pare bola” y “Las cosas sencillas”.
Pero se encuentra poderoso, auténtico e innovador en los sonidos tradicionales remozados con ritmos modernos, bajo la fuerza del desparpajo de la palabra jergática y la armonía atrevida y creativa, como en “El turuncazo”, “El caminito”, “Hablo español”, “Mirá a Honduras”, “Pedazo de mujer” y “La potra”.
Es este sonido urgente que lo ha catapultado. Es un grito furioso hecho canto con imágenes de frases sediciosas que se “despreocupan” de la sinfonía, intencionadamente o no, para brindar una armonía caótica de empuje y audacia melódica, un sentimiento de exigencia y de reivindicación musical juvenil.
Y es que la fuerza y la potencia de su propuesta no es la preocupación de la afinación del sonido y del ritmo, al contrario, es la subordinación a la sonoridad de la palabra dicha y desdicha con la razonada insolencia, descaro, atrevimiento, frescura e ilusión.
Su canto es un recorrido corporal del sentimiento juvenil expresado con imperiosa solvencia musical.
Cada canción es una muestra indiscutible en la búsqueda de su sonido, es una combinación de resonancias, pero también es la personificación del espíritu rebelde, imberbe, de orgullo y de desenfado.
Él no se adosa a sonidos adulterados o refritos – una voz genuina de la música hondureña, que muy bien protege su ritmo con la robustez verbal y la sencillez melódica, a veces despótica, a veces armónica.
El placer de la palabra
La música de Polache es algo más que la desmesura proverbial popular, con el uso también de las llamadas malas palabras, que, como han dicho algunos escritores y simples abuelos, son las más sonoras del idioma, y ahí está que es imposible obviarlas, porque “un hijo de la gran puta”, “pendejos” o “cabrones” en una canción es un ritmo y un reclamo individual, pero además es un movimiento colectivo recalado en la guitarra aparchada de viñetas de este hondureño con nombre de gringo -Paul Hughes- pero que recuperando el aroma del atol chuco y la baleada salteada sencillamente se hace llamar Polache.
Sus canciones están rubricadas con el mensaje de la palabra urgente: pedazo de mujer, enculado, jeta, encachimbado, con filo, cachuda, chamba, chabacán, la chepa, choteado, que U, que A, turuncazo, cheto, cabrones, pendejo, zampado, burrunches, pinceleada, marmaja, nos vidrios, desmangado, echar riata, pintoso, jodión, mauble, chuchos, pura lija o papo, y de frases hechas, dichos, proverbios, palabras simples y sencillas hilvanadas con el fervor de sus cuerdas y la rabia de su pecho.
La razón de su sentimiento
El canto de Polache igualmente es la encarnación del anhelo, del enamoramiento, del nerviosismo, de la bravuconada, de la timidez ramplona, de la vergüenza y la desvergüenza llevadas a la música con la armonía del apresurado latido juvenil.
Además asume con destreza sonora la voz campeña, la tradición indígena, el reclamo social y la preocupación ecológica.
En Octubre del 2008 lanza su primer disco “Hablo Español”.
En Mayo del 2010 lanza su segundo material discográfico “Celebremos”. Ha recorrido por todo el país llevando su música a cada rincón Hondureño,
*Polache ha hecho giras a Estados Unidos pasando por Houston en el festival 100% Catracho, Nuevo Orleans, Miami y Los Ángeles.
*Ganador de Premios Extra como mejor Artista y CD del año 2009
*Ganador de Premios Gente como artista del Año 2009
*Realizo el programa “De Trova con Polache” en el cual viaja por toda Honduras llevando la cultura, la música y los lugares más interesantes hasta los televidentes.
*FESTIVAL DE SAINTS Francia
*FESTIVAL DE MONDE EN APIRO Y MARCELINA Italia
*Ganador de mejor artista del año por segunda vez consecutiva en premios Extra 2010
*Está realizando actualmente el programa “Que Chambal” con Campus TV
*Ganador de Premios FUZION de Diario Tiempo como artista del año 2010.
*Desde Abril del 2010 es la imagen de la compañía de telecomunicaciones Claro
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